Cuidado con el fuego
Un incendio en el hogar es una de las situaciones con mayor riesgo. Para disminuir las posibilidades de sufrir este tipo de accidentes se deben cumplir una serie de recomendaciones
Javier Lavilla (Especialista de la Clínica Universitaria de Navarra)
La cocina es la zona del hogar donde se suele producir la mayor parte de los incendios. Por eso cuando se está cocinando es conveniente no distraerse ni ausentarse excesivo tiempo. El aceite muy caliente puede arder con facilidad. Alcanza la temperatura de combustión en pocos minutos. El peligro aumenta cuando comienza a salir humo de la sartén, pues las llamas tienden a elevarse y pueden alcanzar la campana o extenderse por el mueble de la cocina. Para evitar riesgos es importante mantener en buen estado el filtro de la campana de extracción y reemplazarlo o limpiarlo con frecuencia. También conviene que los paños, visillos u otros objetos de fácil combustión no estén próximos a los fuegos.
Si en la casa hay niños es preciso tomar algunas precauciones adicionales como cocinar colocando los mangos de la sartén hacia el interior o colocar unos adaptadores que impidan la manipulación accidental de los mandos. Resulta útil disponer de un pequeño parque donde alojar a los más pequeños y alejar las sillas para bebés de los fuegos y de la encimera.
Olvidarse un fuego encendido es habitual. Para evitarlo, conviene revisar los mandos antes de abandonar la casa y acostumbrarnos a apagar el fuego antes de retirar la comida. Además, los aparatos eléctricos deben estar desenchufados si no se emplean y mantener los cables lejos de los fuegos.
Por último, encendedores y cerillas tienen que estar guardados en armarios o cajones altos para evitar que los niños accedan a ellos. Es fundamental no almacenar líquidos inflamables en la cocina. Todas las etiquetas advierten sobre este hecho.
Enchufes y calefacción
Se recomienda disponer de ceniceros en el salón y comedor y, al final del día, tirar las colillas y la ceniza en un recipiente metálico. Debemos evitar fumar cuando estemos excesivamente cansados, ya que corremos el riesgo de quedarnos dormidos con el cigarro encendido.
Al instalar los aparatos eléctricos debemos hacerlo en lugares que no puedan ser manipulados con facilidad por los más pequeños. Es peligroso abusar de los enchufes por el peligro de sobrecarga. Las alargaderas deben emplearse de forma provisional. El televisor puede generar una elevada carga de electricidad que incluso permanece una vez apagado. Hay que evitar colocar floreros con agua cerca de estos aparatos pues existe peligro de derramamiento y posterior incendio.
Las mantas eléctricas deben emplearse con precaución, sin doblarlas, y no enchufarlas a un ladrón o cuando están mojadas. Tampoco son apropiadas para niños o ancianos debido a que pueden mojarlas accidentalmente.
Las estufas son otros aparatos de alto riesgo ante los que hay que tomar algunas medidas de seguridad. En primer lugar, hay que evitar el uso de estufas de gas o eléctricas si en la casa hay niños pequeños. Las estufas de gas no deben estar situadas en lugares de paso o con corrientes de aire por el riesgo de que se apaguen espontáneamente. Tampoco se deben emplear en habitaciones pequeñas. Otras recomendaciones son no dirigir la fuente de calor hacia los muebles o cortinas y, antes de trasladarla, esperar a que se haya enfriado. Si disponemos de un hogar, debe estar provisto de una puerta aislante y protectora, no abusar del fuego, y evitar que penetre dentro del cañón de la chimenea. La chimenea debe ser revisada con regularidad, sobre todo si se emplea carbón o madera, debido al riesgo de que se acumulen alquitranes inflamables.
En caso de incendio
Cuando se declara un incendio en nuestra vivienda, debemos evacuarla antes de intentar sofocar el fuego por nuestra cuenta y cerrar las puertas para aislar la habitación en la que se ha producido el fuego. Si se ha originado en una sartén, se puede apagar colocando encima una tapa. En el caso de que se haya producido en un aparato eléctrico, no se debe emplear agua para sofocarlo, a menos que hayamos desconectado la luz. Podemos emplear el extintor para apagar el fuego, siempre y cuando dispongamos del modelo adecuado para el tipo de incendio. El chorro del extintor debe dirigirse a la base de las llamas con movimientos rápidos de derecha a izquierda.
Si el incendio sorprende en una habitación y no puede salir, se recomienda cerrar la puerta y sellar las ranuras con ropa mojada para que nopenetre el humo. Cuando el incendio afecta a las plantas inferiores y las llamas suben por las ventanas, debemos tumbarnos en el suelo, donde el aire estará más limpio Si el humo penetra en la habitación, hay que asomarse por la ventana o acceder a la terraza y hacer señas de nuestra situación de peligro. En el caso de que el fuego penetre en la habitación, si estamos en un piso de baja altura, podemos tirar colchones y mantas para amortiguar la caída si tenemos que saltar. Cuando el piso se encuentra por encima del segundo, sólo saltaremos como último recurso. Si se encuentran niños con nosotros, podemos intentar descolgarlos empleando sábanas, que debemos atárselas por debajo de las axilas.
A la hora de abandonar el inmueble, no debemos utilizar los ascensores. Hay que tener en cuenta que el fuego se propaga rápidamente por el hueco de la escalera. Si el humo invade la vivienda, tenemos que andar a gatas e incluso taparnos la cara con un pañuelo mojado. Antes de abrir las puertas hay que comprobar con la mano si están excesivamente calientes, para detectar la presencia de llamas.
Las quemaduras
En el caso de que se nos prenda la ropa, no debemos correr, ya que avivaremos el fuego. Es mejor rodar por el suelo y apagar el fuego con mantas o ropa. El fuego destruye las capas de la piel. La gravedad de la lesión depende de su profundidad y extensión: desde un enrojecimiento y edema de la piel hasta la aparición de ampollas serosas o serohemáticas y, en los peores casos, desprendimiento de las capas dañadas con exposición de los planos subyacentes. Son quemaduras de primer grado las que afectan a la epidermis; de segundo grado, cuando está dañada la dermis, y, si el fuego destruye ambas capas, se considera quemadura de tercer grado.
Uno de los peligros principales es la infección de la herida, al faltar la protección de la piel. Si la quemadura es consecuencia de una sustancia caliente debemos mojar la zona afecta con agua fría durante al menos quince minutos. En el caso de quemaduras graves, debemos dejar en manos de los servicios médicos el desprendimiento de la ropa, así como la protección de las zonas al descubierto.
Respecto a la retirada de la ropa afectada, podemos tener dudas si se trata de prendas de plástico. En este caso, el tejido dañado en contacto con la piel puede favorecer que persista una temperatura elevada y que progrese la lesión. Ante cualquier duda, es preciso seguir los consejos de los servicios de emergencia.
No es conveniente manipular las ampollas que se puedan producir. Una herida abierta causada por una quemadura exuda un líquido seroso que se coagula al ponerse en contacto con una venda u otro tejido. Por ello, al intentar desprender dicha venda se puede producir un desgarro. Si el traslado eslargo, podemos cubrir al accidentado con paños limpios empapados en agua fría para evitar el contacto de las heridas con la suciedad. Los tejidos de algodón se adhieren con facilidad a las heridas.
EXTINTORES
Existen varios tipos de extintores adaptados para sofocar incendios, según los materiales que se hayan visto implicados:
Los extintores de clase A pueden sofocar fuegos de madera, papel, tela, cartón y otros materiales de combustión comunes. Estos extintores tienen agua en su interior.
Los extintores de clase B pueden sofocar incendios producidos por sustancias inflamables como el petróleo, los disolventes, las grasas y los gases.Tienen en su interior sustancias químicas secas, dióxido de carbono y otras eficaces para apagar el fuego.
Los extintores de clase C están capacitados para apagar el fuego producido por aparatos eléctricos, como cajas de electricidad o transformadores. Estos aparatos llevan sustancias químicas secas como dióxido de carbono.
Los extintores de clase D son capaces de sofocar incendios producidos por metales combustibles, y llevan en su interior sustancias líquidas o en polvo secas.
Ruben Belandia
Universidad del Pais Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea.