Ecoeficiencia – Pensar en verde aumenta los beneficios
Las empresas se preocupan constantemente por reducir costos, ahorrar recursos, optimizar sus procesos para gastar lo menos posible, etc. Desde hace algunos años, un grupo de empresas descubrió una nueva forma de ser eficiente: pensar en verde. ¿Qué significa esto? Simplemente aplicar medidas ambientales en sus procesos productivos. Esto no sólo les permite cumplir con las reglamentaciones dispuestas por las leyes nacionales y provinciales, sino ahorrar y reciclar recursos, lo cual redunda en mayores beneficios para las propias empresas.
Los casos de Acindar, Arcor, Dow Química, Techint e YPF S.A., entre otras, demostraron en la práctica que las inversiones realizadas para hacer que los procesos que desarrollan sean eco-eficientes les han redituado importantes beneficios económicos, una significativa mejora de su imagen corporativa y una mayor capacitación de su personal que genera un involucramiento más importante a mediano y largo plazo. Estas conclusiones surgen del Boletín CEADS (Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible, 1999), donde también se muestra cómo estas empresas lograron reducir sus costos de producción mediante sistemas de gestión ambiental que cumplen los requerimientos legales vigentes enmarcados en la certificación ISO 14001.
Acindar, por ejemplo, destinó sus mayores esfuerzos a la reducción de emisiones de partículas al aire, de efluentes líquidos, de residuos sólidos y purificación de gases de chimeneas. Las estrategias de mejoras ambientales de eco-eficiencia contemplaron la reducción de materia prima, reducción de la intensidad energética y un uso racional de la energía. Los beneficios económicos por reducción de consumo energético equivalen a 5.000 Kwh anuales.
Arcor, en su planta de la ciudad de Arroyito (provincia de Córdoba), planteó como estrategia eco-eficiente una reducción del consumo de agua de origen subterráneo que incluyó capacitación de operadores, cambio del sistema de filtración de jarabe, modificación del sistema de enfriamiento de mesas enfriadoras, etc. El total de inversiones realizadas en el período 1994-1998 fue de U$S 765.000, y los beneficios económicos están en el orden de U$S 150.000 por año basados en el uso racional y sustentable del recurso agua y en la reducción del consumo de energía para la explotación de pozos. Adicionalmente, la disminución del caudal de efluentes asegura el tratamiento de la totalidad del mismo.
Empresas como YPF S.A. han generado a su vez planes de revegetación y forestación para combatir la desertificación en áreas severamente deterioradas y con condiciones agro-ecológicas poco favorables, como la meseta árida patagónica. El plan forestal desarrollado por la empresa, en el marco de un convenio firmado con la provincia de Neuquén, previó la forestación de 5.000 Has. de coníferas para el período 1998-2002, con especies adaptadas a condiciones de montaña en zonas afectadas por procesos de erosión producto del sobrepastoreo generado por la actividad ganadera. Entre los beneficios ambientales se pueden mencionar la regulación de las escorrentías superficiales, la recuperación de tierras erosionadas y la fijación de dióxido de carbono. Estos programas son parte de la gestión ambiental de la empresa, que tiene a la reducción de residuos como una de sus principales metas en el mediano plazo.
Dos cuestiones han llevado a las empresas a asumir responsabilidades que trascienden el ámbito de sus productos, para considerar entre sus prioridades el impacto ambiental que genera todo el ciclo productivo. Por un lado, una mayor concientización de la sociedad sobre la problemática ambiental. Algunos estudios muestran que los consumidores tienden a elegir marcas asociadas con empresas que respetan el medio ambiente. Por otro lado, la necesidad de reducción de sus gastos operativos. Las empresas son cada vez más concientes del valor económico de los desperdicios que desechan en el proceso productivo, y en un mundo cada vez más competitivo, no pueden permitirse el lujo de arrojar miles de dólares a la basura.
Por: Ignacio Daniel Coria
Fuente: Dogma68
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