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La biomecánica en el transporte humano de cargas. Parte 3

 

MANUEL RODRÍGUEZ RON
Ex profesor de Física-Médica de la
Facultad de Medicina de la UCM.
Ex profesor de Física, Ampliación de Física
y de Matemáticas de la Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de la UPM.
Ex Profesor titular de Física de la UPM.
Ex Profesor emérito de Biomecánica del
INEF.

Fuente: MAPFRE SEGURIDAD. N.o 83

 
CASO EN EL QUE EL SER HUMANO SEA TRANSPORTADO
 


La columna vertebral de un ser humano, erguido y en reposo, sin posturas incorrectas, sobrecargas, debilidad muscular ni traumatismos, con la cabeza, el tronco y el cuello alineados con el resto del cuerpo, tiene las vértebras acopladas paralelamente unas a otras, a determinadas distancias y separadas por los discos intervertebrales, aunque al tener algún miembro deformado por haber sufrido alguna fractura o haber usado en exceso una articulación, como algunos deportistas o trabajadores manuales que efectúan movimientos repetitivos, pueden predisponer a su alteración posicional.

Al doblar la columna hacia delante, cada vértebra tiene una ligera holgura para moverse, si bien las verdaderas bisagras de rotación limitada son las charnelas: dorso-lumbar D12-L1 y la lumbo-sacra L5-S1, que permiten un mayor giro. En la flexión, una parte de las vértebras se aproxima, lo que disminuye la superficie de la zona de «contacto», por lo que la presión en estos puntos se incrementa con el peligro de rosión, pinzamientos o hernias de disco, aparte de que las células específicas de cartílago, los condrocitos, al ser sometidas a presiones anormales pueden experimentar un raro cambio metabólico que les lleva a una lenta pero inexorable extinción, a pesar de sus vanos intentos de regenerarse, con el resultado de que cada vez hay menos para producir matriz y fibra colágena, por lo que el espacio cartilaginoso se reduce poco a poco.

Por otra parte, la misión de los discos intervertebrales es absorber la presión a la que están sometidas las
vértebras, debido a las cargas que el cuerpo soporta, e impedir el rozamiento directo entre las vértebras; sin embargo, en ciertos movimientos el daño articular causado por microtraumatismos continuados, debido a la hipermovilidad en algunos deportes, como el ciclismo, son factores de riesgo ocasionados por las perturbaciones producidas por las ruedas al contacto con el firme en que se asientan, lo cual origina con el tiempo deformaciones generalmente irreversibles, ya que la trepidación al rodar se transmite desde la base de la columna hasta el cerebro, produciéndose una inestabilidad de la musculatura de los segmentos
intervertebrales que tiene su origen en una atrofia de la musculatura extensora, flexora, abdominal y pélvica, lo que conlleva al deterioro del disco, y, por tanto, de la estructura de la espalda, al no poder sujetar ésta, ya que la sección lumbar de la columna, al actuar como soporte, es la parte más sensible, al gravitar sobre ella la mitad del peso de nuestro cuerpo.

En las motos modernas, de amplios asientos, la presión a la que está sometida la base de la columna es mínima, pero al ponerse en movimiento, la vibración del motor y de la rodadura se transmite a la columna, lo que obliga a torsiones, que ésta soporta mal, por falta de apoyo en la espalda y produce desequilibrio de las vértebras y discos intervertebrales, como ocurre al montar a caballo, en coche o en autobuses urbanos, con suspensiones duras (¿cuántos ancianos no soportan los asientos de estos últimos, debido a su rigidez y falta de amortiguación?), o practicar deportes como el baloncesto, sobre todo las personas con deformaciones de columna, como escoliosis, lordosis y cifosis, o que padecen artrosis en ésta.

En las bicicletas, al ser los sillines de pequeño tamaño, la presión ejercida sobre la base de la columna aumenta la compresión entre las vértebras en perjuicio de estas (principio de acción y reacción de la dinámica, que nos dice que «a toda fuerza se opone otra igual y de sentido contrario»), además del daño que puede infringirse a la estructura vertebral por las malas posturas adoptadas por el ciclista, hay que añadir el de la trepidación ocasionada al rodar, lo que es altamente dañino para el conductor.

A todo esto hay que añadir que al pedalear el centro de gravedad de la columna vertebral, así como todas sus células, están sometidas a un movimiento oscilatorio de carácter sinusoidal en el plano horizontal, a otro sobre el plano vertical de las mismas características que el anterior y además, a uno rectilíneo variado en la intersección de los dos planos y que depende de la forma e inclinación del terreno por el que se circula.

La posición de conducción en este tipo de bicicletas es erguida, con las vértebras bien acopladas y situadas perpendicularmente a la dirección de propagación de la vibración, y aunque son amortiguadas por los discos intervertebrales, a la larga pasan factura. (Fig. 22).

Bicicleta de paseo, en que la posición del ciclista es inclinada, existiendo una tendencia al deslizamiento de
vértebras y discos, afectados por la trepidación. (Fig. 23).

La bicicleta de carreras no conlleva riesgos, ya que obliga a tumbarse hacia delante, por lo que la columna va totalmente descargada, al estar sometida a fuerzas normales a ella. Sin embargo, tiene el inconveniente de que al tener que sostener la cabeza con la musculatura del cuello se resiente el trapecio. (Figura 24).

 
CONSECUENCIAS Y CONSEJOS ALEDAÑOS A LA BIO-MECÁNICA
 
No es conveniente llevar peso, pero de hacerlo que sea de forma equilibrada, repartiendo por igual éste entre los brazos, con lo que se evitarán torsiones en la columna, pero nunca la compresión debida a las sobrecargas de la articulación. Lo ideal para llevar un peso, es colocarlo en bandolera, (o
doble bandolera), ya que de esta forma se puede reducir la compresión en la columna hasta un 75 por 100, o mediante un carrito de la compra, empujándolo con las dos manos, con lo que se consigue la descompresión de las vértebras.

Cuando se levantan pesos es conveniente flexionar las rodillas, procurando que estos estén muy próximos al eje del sujeto, evitando la fricción entre las vértebras por giro de la columna, ya que la rotación debe hacerla todo el cuerpo alrededor de su eje, moviendo para ello los pies. Es conveniente huir de las malas posturas y movimientos incorrectos, que suelen adoptar tanto en el mundo laboral como en la vida cotidiana. Se podrían citar varios ejemplos:

– Los conductores de autobús, que para poder cobrar el billete deben girar la columna, produciendose una fricción y abrasión entre las vértebras, no deseable por su movimiento repetitivo,
así como los fieles en la Iglesia, que se vuelven para dar la mano a los que están en la fila posterior, forzando mucho el giro.

– Los periodistas y administrativos deben estar delante del ordenador, situados en un plano superior a éste, ya que su visual debe formar un ángulo de 20° con la horizontal, para evitar dañar el nervio óptico, la mácula, etc., y además sentarse con la espalda pegada al respaldo del asiento.

– Los levantadores de peso llevan una faja de cuero en la cintura para evitar herniarse, al sujetar la zona dorso- lumbar-sacra, evitando así el desplazamiento de las vértebras, ya que el trabajo de alzada debe ser realizado por los músculos de las piernas.

– Al separar los brazos, cuando se tiende la ropa, o se levanta un objeto pesado y alargado, asido por los extremos, se crea un estiramiento desproporcionado de los músculos de la espalda, aparte de una flexión forzada de la columna hacia delante (los mojones de señalización topográfica de unos 40 kg. de peso y de una longitud de 1,2 m., para descargarlos y llevarlos hasta su destino, un operario los transportaba abrazados, pegados al cuerpo, girando todo el cuerpo para dirigirse al punto de anclaje, con lo que evitaba daños de la columna vertebral).

– Siempre que se permanece de pie al planchar es conveniente un taburete para apoyar una pierna de cuando en cuando con el fin de enderezar la columna, aparte de mejorar la circulación sanguínea de retorno.

– La lavadora obliga a agacharse muchas veces unilateralmente. La idea es colocar una pequeña banqueta al lado y sentarse en ella con el fin de no retorcerse y agacharse continuamente.

– El lavabo en los cuartos de baño suele estar muy bajo, lo que supone inclinarse hacia delante, forzando mucho la columna, por lo que se deben doblar las rodillas para evitar la torsión de ésta.

– Al sentarse, la cabeza y el tronco deben permanecer alineados, mejor en sillas altas y giratorias que en sofás, procurando no cruzar las piernas.

– Para empujar un coche es conveniente hacerlo de espaldas, apoyándose en los glúteos.

– Los pupitres de los colegios, que normalmente tienen muchos años, son nefastos para los estudiantes, ya que actualmente un niño de unos trece años, que puede medir 1,7 m., no se puede mover. Si el chico es zurdo, se encuentra totalmente desasistido.

– El pedalear es aconsejable, pero sentado sobre una base amplia, para disminuir la compresión de la columna, sobre todo si se padece artrosis en ésta. Los «ciclostatic» son nefastos para estos enfermos, ya que tienen el sillín pequeño.

– El calzado con tacones altos desvía la columna de su centro de equilibrio, lo que ocasiona que los músculos de la espalda tiendan a tensarse. Además, al no doblar totalmente el tobillo, limita el alargamiento de gemelos y tibiales, así como los responsables de flexionar la rodilla, como recto anterior, sartorio y glúteos. El alargamiento y contracción de los músculos, sobre todo los situados de cintura para abajo, al presionar periódicamente a las venas, favorecen el retorno de la sangre hacia el corazón. También pueden dar lugar a una artritis en la rodilla, lo que suele derivar a la larga en una artrosis. Si los tacones son de suela producen al andar sobre suelo duro una trepidación continuada, que repercute tanto en las vértebras como el cerebro.

– Cuando se padece una úlcera de estómago o hernia de hiato no conviene usar cinturón, debido a la compresión que se ejerce sobre estas zonas. Lo mejor es usar unos tirantes.